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26 noviembre 2009 4 26 /11 /noviembre /2009 22:09









                                

Caminando encontré en un viejo banco de una plaza, un bastón  de madera forrado en láminas de cobre lo tomé con presteza y busqué a su dueño, después de varios recorridos con el bastón en la mano. Lo encontré caminando dificultosamente y cojeando a cada paso. Me acerqué lentamente y le pregunté indicando el bastón.
-¿ Es suyo?
Sí- me respondió con alivio
Se lo acerqué a su mano derecha, y con una sonrisa le expliqué donde lo había encontrado .
-Estoy muy viejo y enfermo y eso me hace olvidadizo, muchas gracias respondió con una sonrisa cansada.
Ahí me quedé al lado de él, sin palabras, como viendo en ese pelo blanco y en sus arrugas la vieja cara de mi abuelo.
Un heladero pasó y le compré un helado con frutillas , se lo comió con apetito .
Es muy amable señor- me agradeció 
Usted me hace acordar a mi abuelo - respondí, algo en sus ojos me hace recordarlo
-Que bueno que usted aún lo recuerda ¿debe haberlo querido mucho? 
-Si respondí aún lo tengo en mi mente a pesar de hace treinta años que se fué
Y nos quedamos ambos conversando de nuestras vidas y de quienes fueron las personas que nos marcaron, después de dos horas parecíamos grandes conocidos y quienes nos vieron conversando parecíamos un viejo y su nieto.
A las ocho de la tarde cuando la canícula decaía ya sobre los árboles, refugiados bajo su sombra,  pasamos una tarde en paz , con la serenidad del encuentro de dos desconocidos al final de la existencia.
-Es hora de irme me dijo y al decirlo sentí un fuerte deseo de encaminarlo hacia su casa o donde viviera. Pareció descubrir lo que yo pensaba
- Donde yo voy, nadie puede seguirme -me dijo con severidad
-Puedo acercarlo le dije, no es ningún problema además ya cae la noche
-Si, respondió  a lo lejos ya aparecen las Siete Hermanas  en la constelación de Taurus y apuntó al horizonte.
Volví la vista hacia donde indicaba y cuando la bajé habría desaparecido, el bastón estaba en el piso y nada quedaba del viejo.
Recordé después de varios minutos que mi abuelo no usaba bastón , le parecía un elemento para viejos y su mejor momento era el disfrute de un helado con frutillas con una lengua larga y rosa, clavando  sus ojos color miel  en las estrellas que fulgían , más allá del horizonte.
Ordenaba su  vida de acuerdo a lo que él le atribuía un valor supremo, un buen helado de frutillas, una noche serena,entonar una canción entre dientes de un sonido  casi inaudible, solamente  para su  quieto espíritu milenario ,de un aura  tan brillante ,como la luz  de Alcyone una de las siete estrellas, de las azules Pléyades

 
 
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Comentarios

R
<br /> Hola León de Invierno. Bello y místico tu relato. Repleto de ese amor que todos poseemos dentro y que muchas veces no sabemos encontrar.<br /> Enhorabuena y gracias por compartirlo.<br /> Un saludo.<br /> <br /> <br />
Responder
L
<br /> <br /> Estuve sumergido en sus páginas para descubrir, a  la persona detrás de los escritos y encontrar a aquél  que a través de  el camino de los internautas, descubrió a un león<br /> soñador.<br /> <br /> <br /> <br />

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  • : El blog de León de Invierno
  • : Espacio de reflexión para la gente ordinaria, reflejo de los momentos de luz y grandeza de aquellos hombres y mujeres simples
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  • León de Invierno
  • Profesional independiente, Asesor en Desarrollo del Crecimiento y Potencial de las Personas ( DPT )
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